Contrapunto.com | El Arco Minero, ¿estamos dispuestos?

La explotación inminente del arco minero de Venezuela (AMV) ha irrumpido en nuestra cotidianidad. Objetivo: generar rápidamente flujo de caja a cambio de algo, pero ¿sabemos qué es?
Tina Oliveira-Miranda.- El AMV está ubicado en el estado Bolívar, con más de 112 mil km2. Es más grande que Panamá, Holanda, Suiza y otras 140 naciones. Alberga gran cantidad de plantas, animales y ecosistemas; incluye el complejo hidroeléctrico de Guri y, como punto fundamental, es hogar de comunidades indígenas que no fueron consultadas, aún cuando incluye territorios legalmente reconocidos por el Gobierno Nacional. Limita al norte con el río Orinoco, al oeste con el estado Amazonas y al este con Delta Amacuro, todos receptores de los efectos negativos de su explotación.
La explotación minera empresarial planteada tiene impactos negativos (sí, el que se trate de empresas no elimina los problemas), como aumento de la deforestación, pérdida de especies y ecosistemas únicos, deterioro de la calidad del agua proveniente del escurrimiento superficial y el agua de los ríos, eliminación y contaminación del suelo, incorporación de contaminantes en la trama trófica, lo que significa entrada de contaminantes, principalmente metales pesados, en las poblaciones humanas asentadas o que laboran en la región, afectación a la salud por contaminación del aire, aumento en la diseminación de enfermedades como la malaria, aumento en la presión por el uso de servicios inexistentes en el área (salud, educación, vialidad, vivienda), desarraigo para poblaciones migrantes e irrespeto y desconocimiento del derecho de las comunidades indígenas sobre sus territorios ancestrales. Por otro lado, pero no menos grave, cómo se manejará la situación en extremo compleja derivada de la minería ilegal (eufeminísticamente llamada artesanal) imperante en toda la región.
Un aspecto nada despreciable es que todo lo que llegue al río Orinoco afectará la calidad de las aguas y de las especies(incluidas las que conforman los recursos pesqueros) del Mar Caribe y del Atlántico, es decir, el impacto será internacional. Si el mercurio es el elemento a usar, una vez que entra en el cuerpo de los seres vivos, lo que se observa es un efecto de amplificación de los problemas. Si se usa, en cambio, el cianuro pueden tenerse desastres como los recientemente vividos en Brasil, donde la ruptura de una laguna de tratamiento condenó a muerte toda la diversidad biológica de un río.
Estos aspectos adquieren relevancia ya que desconocemos la historia ambiental y social de las más de 150 empresas interesadas en recibir cotillón venezolano. Y, sobre todo, porque queda la gran duda de quiénes serán los garantes del cumplimiento de nuestra legislación por parte de las empresas extranjeras. La explotación rápida del AMV puede traernos más costos, como pasivos ambientales, daños a la salud, pérdida de identidad cultural y conflictos internacionales, que beneficios a largo plazo. No estamos hablando de un puñado de hectáreas o kilómetros, estamos hablando de -potencialmente- destruir un país completo. ¿Estamos francamente dispuestos? ¿Qué recibiremos en realidad y cuál es la garantía de que se admnistrará limpia y adecuadamente? La explotación del AMV como se ha presentado asusta por su apariencia de total improvisación

Fuente: http://www.contrapunto.com/noticia/el-arco-minero-estamos-dispuestos-77322/

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