En primer lugar, a medida que nos acercamos a la Cumbre de la Tierra de Río + 20, los países latinoamericanos deben comprometerse de modo concreto para promover las fuentes de energía limpia bajas en emisiones. Desde la ventosa región de Oaxaca en el sur de México hasta el soleado Desierto de Atacama de Chile, Latinoamérica cuenta con abundantes recursos renovables no convencionales de alta calidad como ser las energías solar, geotérmica, de biomasa, eólica y la energía generada por pequeñas centrales hidroeléctricas. En países como Chile, ya se ha demostrado que muchas de estas fuentes energéticas son competitivas en términos de costes. El aprovechamiento de estas fuentes renovables locales puede ayudar a satisfacer la creciente demanda en la región de forma fiable y garantizar su seguridad energética. Christiana Figueres, Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, recientemente comentó ante una reunión en la Organización de Estados Americanos:
En segundo lugar, los gobiernos latinoamericanos también deben apoyar políticas adecuadas para impulsar la eficiencia energética - la manera menos costosa de satisfacer la creciente demanda energética en una región que enfrenta una urbanización acelerada. Los países pueden mejorar la eficiencia mediante la eliminación gradual de las bombillas ineficientes, la adopción de códigos de construcción, y la aplicación de normas de eficiencia para loselectrodomésticos. En 2008, el Banco Interamericano de Desarrollo concluyó quesi América Latina y el Caribe aumentaran la eficiencia energética en tan sólo un 10% durante diez años, se reduciría el consumo total de energía en 143.000 GWh, lo que eliminaría la necesidad de construir el equivalente a 328 centrales de energía de 250 MW cada una. Escoger opciones de eficiencia energética en lugar de construir nuevas plantas significaría un ahorro de US $ 37 mil millones en la región. Estos son ahorros que la región no puede permitirse perder.
En tercer lugar, la región latinoamericana también debe desempeñar un papel de liderazgo en la reducción de emisiones causadas por la deforestación. Unnuevo mapa publicado por la NASA pone en relieve la cantidad de carbono almacenado en los principales países con selvas tropicales como Brasil, donde latasa de deforestación ha aumentado recientemente. Las corporaciones y los individuos deben comprometerse a no comprar productos que contribuyen a la deforestación en la Amazonía. Por su parte, los gobiernos locales, incluidos los del Perú, deben poner fin al comercio de productos de madera talada ilegalmente al prohibir las exportaciones de madera sin verificación independiente por parte de terceros.
América Latina puede lograrlo.
Comenzando ahora, y hasta el inicio de la Cumbre de la Tierra Río + 20 en junio próximo, Latinoamérica debe intensificar de manera decisiva sus esfuerzos sobre estos y otros objetivos - ya no hay tiempo que perder.