LAUDATO SI: “El cuido de la casa común”




El Papa Francisco, al publicar esta Encíclica y ubicarla en la Tradición de las Encíclicas Sociales, en el contexto de la Doctrina Social de la Iglesia, asume un claro compromiso con la problemática ambiental que con toda seguridad se impondrá como el tema por excelencia del siglo XXI. Vivir con la Tierra, no solo en la Tierra. La Tierra es casa común de la familia humana y ésta es la novedad antigua de 2000 años, hijos del mismo padre y hermanados todos, es el mensaje evangélico. Estamos obligados a trascender la historia cainítica, por simple necesidad de sobrevivencia y cuidar el planeta, no solo habitarlo.
El Papa Francisco y la Iglesia lo han asumido de manera formal y conclusiva en esta Encíclica, enmarcada en la Tradición de la Iglesia y particularmente en ese santo moderno, San Francisco de Asís.
El Papa denuncia y alerta sobre el individualismo exacerbado y el consumismo como un fin en sí mismo, que ha permitido desarrollar unos modelos socio-económicos y políticos y una mentalidad que marchan en la dirección opuesta al Bien Común. En este sentido, en la Encíclica se nota la influencia marcada de Romano Guardini y su visión teológica, histórica y filosófica del mundo moderno. La Tierra por sí misma clama y multiplica el clamor de los pobres, los humillados y ofendidos de la historia que siguen en espera trágica de una justicia social que no termina de llegar. La Tierra y los pobres son descartables en la sociedad y la cultura del descarte y con ellos terminamos negando la casa común y nuestra obligación de construirla y mantenerla para todos como responsables de la misma, heredada en la línea de la Creación. La visión de los tiempos modernos, de los últimos dos siglos se continua desarrollando en la línea de anteriores Encíclicas y Documentos de la Iglesia, en donde si bien se admira y respeta la portentosa revolución tecno-científica, así como se avala todo lo que tiene que ver con el progreso humano, al mismo tiempo que se nos previene y alerta sobre los riesgos deshumanizantes del tecnocratismo y el progreso sin límites morales. Progreso fundamentado en una antropología autónoma de Dios y una cultura que todo lo relativiza y subordina al interés egoísta de personas, naciones y los grandes poderes políticos e intereses económicos que usufructúan las riquezas y el bienestar del planeta en una proporción de un 20% de satisfechos y un 80% de población en dificultades. El Papa Francisco está consciente del fenómeno de la globalización o mundialización, su inevitabilidad y beneficios, pero nos advierte sobre sus efectos negativos en lo que él llama la cultura de la indiferencia y lo descartable.
Esta Encíclica, en la Tradición de la Iglesia, propugna un humanismo que no debe ni puede prescindir de Dios, Alfa y Omega de la Creación en quien todo empieza y todo culmina.
La Madre-Hermana Tierra deja de ser un espacio a ocupar y dominar y se convierte en surco y semilla de la vida, espacio sagrado de la laboriosidad e inventiva humana. Francisco, de manera oportuna, ya que en diciembre se reúne en París una Cumbre mundial sobre el clima y cambios climáticos, coloca a los cristianos en el centro del debate inspirado en la Tradición y Doctrina y particularmente en la sensibilidad de Francisco de Asís, quien pudo escribir “El mundo como sacramento de comunión, como modo de compartir con Dios y con el prójimo en una escala global”.
Igualmente importante es el planteamiento que nos obliga a un cambio de mentalidad y paradigma con respecto a la ideología del progreso y del desarrollo, dominantes en los últimos 200 años, citando al Patriarca Ortodoxo Bartolomé I, “Hay que pasar del consumo al sacrificio, de la avidez a la generosidad, del desperdicio a la capacidad de compartir, aprender a dar y no solamente a renunciar”.
Sacralizar la Tierra y la propia vida, cada vida particularizada y respetada como expresión de la voluntad del Creador de darle sentido y trascendencia a la Creación. “Todo está conectado… todo está relacionado”. Nuestro tiempo está inmerso en una crisis global socio-ambiental y las soluciones no pueden ser solo técnicas y coyunturales, estamos obligados a otra manera de ver las cosas y a generar, si así puede decirse, otra cultura, que permita devolverle a la Vida, el Cosmo y a la Tierra, el sentido grandioso de la Creación que nos obliga a una actitud de permanente agradecimiento y a asumir una responsabilidad más allá de nuestros intereses particulares.
Hermanados en su clamor de redención, los pobres y toda la tierra, clamor de liberación dice Leonardo Boff, y refiriéndose a la Encíclica establece como el gran desafío político, la posibilidad de conciliar los modelos de bienestar con la posibilidad real de bienestar para todos, al mismo tiempo que protegemos nuestra casa común.
En la Encíclica se aborda de manera fenomenológica realidades políticas y socio-económicas puntuales y de manera tangencial la problemática demográfica, que a mi juicio es la discusión pendiente, más allá de las tesis extremistas del natalismo a ultranzas y del miedo malthusiano. Los problemas reales nos obligan a enfrentarlos desde la Fe y la Razón y es que toda realidad, como diría Hegel, es racional, y si bien siempre se piensa que existen las soluciones posibles y necesarias, no se pueden obviar los límites morales que acompañan al ser humano.
El Papa Francisco entronca de manera dinámica y orgánica con el Magisterio eclesiástico y la Doctrina Social de la Iglesia, particularmente todo lo que se ha escrito y dicho a partir del Concilio Vaticano II, ese vasto movimiento de aggiornamento ecuménico y que ha permitido que la Iglesia peregrina en la historia y con la historia, asuma los desafíos de nuestro tiempo y el acompañamiento necesario que amerita la humanidad de hoy.

Ángel Lombardi  –  @angellombardi
LAUDATO SI: “El cuido de la casa común” por @angellombardi - El Columnero:



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Políticas Públicas Ambientales: Las bolsas plásticas se han convertido en un probl...

Leyes, ordenanzas y otras acciones ayudarían a limitar su uso|Las bolsas plásticas se han convertido en un problema ambiental para el país
Publicado el 26 julio, 2015 en Ambiente y Ecologia,Inicio,Nacionales,Sociedad,Venezuela
http://www.correodelorinoco.gob.ve/nacionales/bolsas-plasticas-se-han-convertido-un-problema-ambiental-para-pais/
Es corto el trayecto que comparten las personas y las bolsas. A lo sumo, el tiempo requerido para trasladar la compra desde el sitio de venta hasta la casa, y tal vez el de ñapa que le concede a la bolsita en cuestión el ser albergue de basura hasta el relleno sanitario (en el mejor de los casos) o el botadero (la gran mayoría).

Pero esa bolsa que llevamos nos supera en tiempo de vida (ellas subsisten unos 100 años y las personas entre 70 y 80), y aunque no nos crucemos más con ella, muchas otras personas sí lo harán, les guste o no. Y esto la convierte en un problemón que inquieta a gobiernos y figuras dedicadas a la preservación del ambiente. Una de esas figuras es Alejandro Luy, biólogo y gerente general de la organización Tierra Viva, quien recalca que las bolsas son un problema a escala mundial, no solo en Venezuela; recuerda, igualmente, que ellas se encuentran en sitios tan altos como el Everest y tan profundos como el fondo del mar.

La bolsa se usa, como máximo, 20 minutos. “Eso se ha medido”, aclara Luy, en conversación con el Correo del Orinoco. En Venezuela se alarga un poco su vida, porque se utiliza para botar la basura, pero en otros países ni siquiera eso. “La bolsa está hecha con material que viene del petróleo; no se descompone, sino que se degrada”. Es, tal como lo reconoce, “un instrumento muy útil, porque pesa poco y resiste mucho y es de relativo bajo costo”, lo que ha hecho “que vivamos con este objeto”.

Se estima que unos mil millones de bolsas plásticas se emplean al día en el planeta. Aun cuando en Venezuela no hay un estudio concluyente, sí se cuenta con algunos indicadores: “ANSA, que reúne las grandes cadenas de supermercados, en 2013 calculaba que sus afiliados requerían 210 millones de bolsas al mes”.

Cita otra cifra, según la cual cada venezolana y cada venezolano consumirían 150 bolsas por año. “Con una buena acción coordinada se podría reducir a 50 bolsas por persona al año, lo que sería significativo”, calcula.

AMENAZA PARA EL AMBIENTE

La bolsa se utiliza en Venezuela para movilizar la compra y botar la basura, ilustra Luy. Ello implica que te entreguen un producto en una bolsita que no sería requerida, o que te guarden un pan en una bolsa alargada que servirá para muy poco.

En Estados Unidos se estima que se usan 500 bolsas al año por persona, y en naciones como Noruega se usan 4 por año. “En algunos países, incluso, están prohibidas las bolsas de plástico”, cita el biólogo.

Luego de utilizarlas, las bolsas concluyen en botaderos de basura o rellenos sanitarios, “o afeando el paisaje, como ocurre en Paraguaná”. También “terminan en nuestras playas”, entre los pies de un bañista, entre la arena, colgadas de los árboles.

Un estudio elaborado por Fudena en 2013 demostró que el tercer rubro más común en 263 playas fueron bolsas plásticas.

“A medida que se van degradando, las bolsas terminan en pequeños trocitos en el mar. Es decir, llegan a un cuerpo de agua, y pueden ser trozos tan pequeños, que el mismo zooplancton lo puede engullir, lo engullen los peces y los humanos comemos plástico”. En ese tiempo, las bolsas no tan degradadas “causan la muerte de al menos 250 especies”, como ballenas, tortugas o aves.

“El caso de las tortugas es muy particular, porque como la bolsa flota se parece a una medusa, la tortuga la ingiere y una bolsa plástica en su intestino causa la muerte”, lamenta el especialista.

Las dificultades con las bolsas plásticas son tan grandes, asegura, que en el mundo hay unas cinco islas de puro plástico. La más grande está en el océano Pacífico, rememora Luy. “Se forman por el movimiento de las corrientes. Si hay concentraciones de peces se alimentan de eso”, alerta, y el movimiento científico mundial no sabe cómo eliminar este dolor de cabeza.



Pero hay decisiones valientes, como las tomadas por Bangladesh: sufrieron dos eventos monzónicos muy fuertes y las bolsas -relata Luy- obstruyeron obstruyeron el drenaje de la capital, lo que los llevó a restringirlas. En Mauritania, donde se asumió una medida similar, “la prohibición de bolsas plásticas fue consecuencia de que 70% del ganado vacuno y caprino se moría por ellas”.

Este año, el ministerio del ambiente de Ecuador prohibió el ingreso de bolsas plásticas a las islas Galápagos, celebra, y menciona que para Tierra del Fuego existe una resolución similar. En naciones como Ruanda “también están prohibidas las bolsas plásticas”.

Se puede vivir sin la bolsa de plástico, sentencia Luy. “Ruanda hoy tiene las ciudades más limpias de África, y sin plástico”. Más de 20 países africanos tienen regulaciones sobre las bolsas, China promovió bolsas más gruesas que debían ser pagadas y ahorró energía, la Unión Europea instauró normas y está obligado a reducir el consumo de bolsas y a cobrarlas. En Estados Unidos hay más de 100 ciudades que tiene regulaciones sobre las bolsas plásticas, enumera el biólogo.

En Venezuela, en este momento, hay iniciativas de supermercados públicos y privados, pero “nos falta más; nos falta hacer más cosas más sostenidas en el tiempo”, admite.

ENTRE PROBLEMAS

Las bolsas plásticas no son el primer problema ambiental del planeta, pero destacan en la lista de los cinco y además están vinculadas con los primeros.

El cambio climático es la gran dificultad ambiental de la Tierra por sus consecuencias directas o indirectas, mas también se vincula con las bolsas plásticas “porque ellas son petróleo”, precisa Luy.

El agua como factor para el desarrollo es otro problema ambiental, y la realidad es que el plástico “es un contaminante presente en todas las aguas, que afecta la cadena alimenticia”. La pérdida de diversidad biológica es un gran problema ambiental, debido a la deforestación y la cacería ilegal, anota.

En Venezuela, agrega el biólogo, los principales problemas son el agua, porque “no toda la población tiene agua de calidad todos los días”. También lo es “la producción de residuos sólidos, por la cantidad que producimos y la manera como la manejamos”. Suma, por otra parte, la minería ilegal, que promueve la deforestación y contamina suelos, aguas y personas, así como la pérdida de diversidad biológica, las deforestaciones, las invasiones a las áreas protegidas y el comercio ilegal.

PEQUEÑAS DECISIONES, GRANDES TRANSFORMACIONES

Por si fuera poco, las bolsas plásticas dificultan la gestión de residuos sólidos. “Cuando ves la cadena de consecuencias de un producto que estamos derrochando, entiendes la gravedad. Por ser tan aparentemente inocuo lo dejamos a un lado, y eso tiene consecuencias”, alerta

Según apunta el biólogo, la materia prima para elaborar las bolsas viene de Pequiven. “Las bolsas plásticas que estamos botando son petróleo que estamos botando”, y por esa y otras razones deben ser “un tema de interés nacional”. Pese a ello, expone, solo tres municipios han legislado sobre el tema: Santos Marquina, “pero fue derogado y no está vigente”; Carirubana, en Falcón, que solo permite el uso de bolsas degradables; y Chacao, que únicamente avala el empleo de bolsas biodegradables.

Luy propone ensayar, con el Ministerio de Ecosocialismo y Aguas e Inparques, algunas medidas, como no permitir el uso de bolsas plásticas, vasos plásticos ni removedores en parques nacionales. “Lo importante es ver el problema y ver qué podemos hacer para atenderlo. El fin de los parques nacionales es proteger la flora y la fauna, y probablemente con decisiones administrativas podemos dar un primer paso”, alega.

Es posible, igualmente, aprobar ordenanzas municipales que regulen las bolsas “y que fomenten otra manera de relacionarse”.

Como gerente de Tierra Viva, plantea acuerdos interinstitucionales. “Ha faltado, desde la perspectiva privada, educar al consumidor y a sus trabajadores sobre la necesidad de hacer un uso correcto de la bolsa plástica. Muchas veces quienes embalan dan doble bolsa, aunque no es necesario”, detalla. Esta práctica, y otras similares, podrían erradicarse con medidas como las bolsas ecológicas o reservorios confeccionados con tela u otros materiales.

Tierra Viva, en alianza con La Botiquería, ha puesto las bolsas en el tapete y ha dado recomendaciones, “Hemos trabajado el tema en televisión, radio y medios impresos, y en las 126 farmacias que forman la red”, ilustra Luy. Incluso, el año pasado elaboraron el documento Bolsas plásticas, un problema nada ligero, que se envió a las gobernaciones, el Parlamento y el Gobierno Nacional, para ofrecer opciones.

El pasado 3 de julio, la dirección de ambiente de Chacao y seis supermercados “nos unimos y hubo mensajes sobre el riesgo de las bolsas plásticas”.

¿Y la legislación?

¿Legislar sobre las bolsas plásticas es posible? La respuesta, clarísima, surge en boca de Luy: Sí, y no solo es posible, sino que se ha puesto en práctica en países como Irlanda. Allí “se puso un impuesto a la bolsa plástica y en poco tiempo se redujo el consumo de 328 a 20 bolsas al año”. Pero, cabe la acotación, alrededor de eso hubo campaña, concienciación y educación. “El dinero que se recaudaba por el pago de la bolsa se destinaba a un fondo ambiental para sostener proyectos educativos”, remarcó.

Para Venezuela, la organización Tierra Viva propone “un trabajo continuo y sostenido de educación a todos los niveles, para diferentes públicos”, ya que las leyes y ordenanzas “deben ser consecuencia de un trabajo que se haga con la gente” y con acciones como las que se puedan tomar en parques nacionales y locales comerciales.

Incluso, todo podría comenzar -en el mercado popular, en el supermercado, en la red pública o la red privada- con la pregunta a la usuaria o al usuario: “¿Usted realmente necesita la bolsa?”. Si todos los comercios formularan la interrogante sería mucho lo que se lograría, asevera Luy.

Hay otros pasos, como cajas rápidas en los supermercados para quienes poseen bolsas ecológicas, o no evitar las bolsas para frutas y verduras. La suma de los pequeños esfuerzos es muy importante, insiste, porque cada persona puede ahorrar decenas de bolsas.

Luego del proceso educativo, y no antes, Tierra Viva plantea que el Parlamento, Pequiven, ANSA y varias ONG unan esfuerzos para “una legislación acorde con la realidad, orientada a reducir el consumo de bolsas plásticas”. La decisión, en todo caso, debe estar adaptada a la realidad del país y ser resultado “de un proceso de discusión”.

El mensaje “no es único, sino que debe estar segmentado para cada población”, porque no es igual una señora acostumbrada a usar doble bolsa para la basura, que un joven para quien la preocupación por el ambiente es algo cercano, distingue Luy.

“Sí se pueden hacer cosas”, subraya. “Qué bueno sería ver que las grandes empresas de supermercados empiecen a entrenar a su personal para hacer esos cambios, por ejemplo. Muchas cosas podemos hacer”, convoca el biólogo. Una de ellas es decir “no, gracias” cuando ofrezcan una bolsa.

T/ Vanessa Davies
F/ María Isabel Batista

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Informe de la Conferencia de las Partes de la Convención Ramsar | AIDA

Informe de la Conferencia de las Partes de la Convención Ramsar
PUNTA DEL ESTE, URUGUAY
Es un hecho innegable y preocupante: 76% de los humedales del mundo se han deteriorado en los últimos 40 años. En América Latina, los impactos de industrias extractivas como la minería y de proyectos inmobiliarios y turísticos son una de las principales causas para la pérdida y degradación de estos frágiles ecosistemas.
AIDA ayudó a que dichas amenazas fueran reconocidas como preocupación prioritaria por el Secretariado de la Convención Ramsar, tratado intergubernamental para la protección de humedales. Lo hicimos durante nuestra participación en la 12ª Conferencia de las Partes de la Convención, realizada del 2 al 9 de junio en Punta del Este, Uruguay.
AIDA y otras organizaciones de la sociedad civil incluyeron esos factores de riesgo en una declaración pública presentada ante los representantes de los gobiernos. El Secretariado de Ramsar incorporó esas amenazas en el Plan Estratégico 2016-2024 de la Convención.
“Este reconocimiento abre paso para que se hagan investigaciones y se establezcan lineamientos para combatir el problema; al aportar a la identificación de las causas para el deterioro de los humedales, sentamos las bases para que se adopten regulaciones y otras medidas efectivas de conservación de estos ecosistemas”, dijo Sandra Moguel, abogada de AIDA y quien asistió a la Conferencia.
En esa misma línea y junto con organizaciones locales, presentamos una petición al Secretariado de Ramsar para alertar que el Gobierno de Colombia ha incumplido su obligación de proteger los páramos o humedales altoandinos del país conforme al tratado. En la petición llamamos la atención sobre los riesgos que actividades como la minería a gran escala implican para los páramos, fuente de más del 70% del agua en Colombia, y le pedimos al Secretariado monitorear la situación y tomar acciones según sus competencias.
El Plan Estratégico de la Convención Ramsar para los próximos años también reconoce la necesidad de tener una mayor sinergia con otros tratados internacionales en materia ambiental como el Convenio sobre la Diversidad Biológica y la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático para que el uso sostenible y la conservación de los humedales adquieran mayor relevancia y se lleven a cabo de forma más efectiva.
Esa correlación es clave. “Uno de los grandes desafíos de la Convención es vincular de forma apropiada e integral la implementación del tratado con la lucha contra el cambio climático”, señaló Carlos Lozano Acosta, abogado de AIDA, quien también participó en la Conferencia.
Lozano Acosta destacó que en el evento se aprobaran una resolución que establece que los países deben reservar la cantidad de agua necesaria para la preservación de sus humedales, y otra que vincula la protección de esos ecosistemas con la mitigación de desastres naturales, pues los humedales son barrera natural frente a huracanes y tormentas. Pero lamentó que en la Conferencia aún no existan los espacios suficientes y adecuados para la participación de la sociedad civil.
Para Moguel, fue un acierto que, gracias a las gestiones hechas por los representantes de países latinoamericanos, todas las resoluciones emitidas en la Conferencia incluyeran y reconocieran en su texto el manejo que los pueblos indígenas hacen de los humedales con base en sus conocimientos tradicionales.
Finalmente, en un evento paralelo a la Conferencia organizado por la Iniciativa Internacional de Arrecifes de Coral, AIDA expuso su trabajo en defensa de esos ecosistemas. Presentamos nuestra guía de buenas prácticas de regulación para proteger corales y enfatizamos los casos del Sistema Arrecifal Veracruzano y Cabo Pulmo, en México, sitios en riesgo por infraestructura portuaria y turística respectivamente.
Fuente: Informe de la Conferencia de las Partes de la Convención Ramsar | AIDA:



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Boletín Redes Ambientales 48

Boletín Redes Ambientales 48:



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