Ecocidio petrolero en Monagas


Ningún derrame petrolero es inocuo

Por muchos años se ha creído que el petróleo es una bendición para nuestro país. Sin embargo, el hecho de no “sembrarlo”, como en algún momento recomendó Arturo Uslar Pietri, y los constantes accidentes, hemos podido notar que suman más las desventajas que las ventajas. 
El derrame de este hidrocarburo en el río Guarapiche en Monagas, ocurrido el 4 de febrero, es sinónimo de una tragedia ecológica y ambientalista.
El accidente se ocasionó tras una ruptura en un sector del oleoducto del Complejo Operacional Jusepín, de la ciudad de Maturín, a unos 410 kilómetros al noreste de Caracas. 
Aún se desconoce cuánta cantidad de crudo se derramó, así como las causas del accidente. 
El ingeniero forestal, con postgrado en Hidrología, y ambientalista, profesor Edilberto Ferrer Véliz, explica las consecuencias de un daño que en definitiva es irreversible. 
“Lo que hay en el río Guarapiche son unos manglares muy importantes y sensibles a la contaminación. El derrame de petróleo ha sido muy grande y el gasto de saneamiento lo será aún mayor. Y el problema radica en que ése es un proceso muy lento. Si a mí me tocara recomendar algo, diría que aplicaran lo que es la bioremediación”, comentó Ferrer Véliz.
“Los manglares son ecosistemas muy sensibles porque mantienen su vida dentro del agua. Además del daño y la contaminación del río y que deriva en que no hay suministro del vital líquido en la región, los impactos motriciales recaen en la flora, la fauna y el paisaje”, destacó el ambientalista. 
Manifestó que con el daño químico, la fotosíntesis baja y los animales que consumen plantas de esa zona (peces, moluscos) se atrofian. 
“Los manglares son zoocriaderos de ostras y moluscos. Otro de los problemas es que las cuencas en el Oriente de Venezuela se basan en los morichales. Con este problema se rompieron las cadenas tróficas”, explicó Edilberto Ferrer Véliz. 
También comentó que la economía de los pescadores se ve directamente afectada y no sólo por cómo se ve actualmente el río, sino por la cantidad de especies que han muerto.
El ecologista Leobardo Acurero comentó que ya se están usando barreras absorbentes para bloquear el crudo en el río.
“Es uno de los ríos más importantes. Lamentablemente, no se hicieron los trabajos correspondientes a tiempo. Ahora lo hacen y es algo positivo”, manifestó Acurero. 
“Tenemos que ver cuánto fue el daño que produjo este accidente. Ningún derrame petrolero es inocuo. Hay elementos que deben avanzar en nuestra empresa petrolera como es el monitoreo constante. Hay un departamento de Ambiente de Pdvsa que debe estar pendiente de estas situaciones”, resaltó Leobardo Acurero. 
Recordó el derrame de petróleo en el Golfo de México y destacó que aún es un problema que pudiera tardar 200 años en ser corregido.
Lamentó que el accidente esté afectando directamente los sistemas de aguas y destacó que eso, sumado a la contaminación de hidrocarburos, es una mala combinación. 
“Hay que investigar cómo se corrigen estos daños ocasionados al ambiente”, dijo.
 
 Adriana Ciccaglione
 
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Ecocidio petrolero en Monagas revela amenazas de la actividad petrolera y cooptación del movimiento ecologista venezolano

Periódico El Libertario
www.nodo50.org/ellibertario

Desde el pasado 04 de febrero ocurre en Venezuela uno de los peores accidentes de toda la explotación petrolera en el país, cuando  una tubería rota del Complejo Operacional Jusepín, estado Monagas, derramó una cantidad hasta hoy desconocida de crudo la cual se expandió 140 kilómetros, contaminando las aguas del rio Guarapiche, una de las principales fuentes de líquido de la ciudad de Maturín. El daño al afluente de agua fue de tal magnitud que obligó a la suspensión total del servicio tanto a los hogares de la capital del estado como a los diferentes centros de salud, además de la suspensión de clases en cinco municipios de la región. A pesar de la falta de información oficial, se estima que los daños al ecosistema son graves e irreversibles, dañando la producción de alimentos de la zona con la consecuente pérdida de las cosechas y afectando a decenas de pequeños y medianos agricultores.

El previsible cerco a la información, sin embargo, no ha tenido un contrapeso en la difusión de noticias por parte de un movimiento ambientalista y verde tan proactivo como articulado. Todo lo contrario. Una parte de las iniciativas ecologistas, que durante la década de los 90´s protagonizaron diferentes e importantes luchas, ha sido cooptado por el Estado bolivariano. Muchos de los viejos activistas hoy ocupan diferentes puestos de responsabilidad en el gobierno bolivariano, incluyendo el Ministerio de Ambiente. Además, siendo la estatal petrolera PDVSA la principal receptora de ingresos del país y la primera fuente de financiamiento de los programas sociales conocidos como misiones, ha inmovilizado el cuestionamiento de las consecuencias sociales y ambientales de la explotación de recursos minerales. Muchos de los “ecologistas” que durante la década de los 80´s y 90´s criticaban duramente la principal fuente de contaminación en el país, la actividad petrolera, tienen 12 años sumidos en un silencio cómplice. No fueron pocos quienes ingresaron a la industria tras la recomposición burocrática del año 2003, cuando casi 20.000 trabajadores de la empresa fueron despedidos tras el llamado “paro petrolero” de finales del 2002. Algunos, incluso, han intentado el malabarismo de teorizar sobre la existencia de un “ecosocialismo” basado en la profundización de la economía primario exportadora en el país. En la otra acera, sin embargo, el panorama no es más alentador. Algunas de las organizaciones ambientalistas más conocidas reciben financiamiento de las compañías transnacionales energéticas para proyectos de “desarrollo sustentable”. Si se revisa el último directorio conocido de grupos ambientalistas en el país se podrá constatar que de un centenar de organizaciones, ninguna trabaja la afectación del medio ambiente producido por la extracción de minerales e hidrocarburos. Como un elemento adicional a la parálisis se encuentra la electoralización de la agenda de los movimientos de base venezolanos, los cuales mientras ocurre una de las peores tragedias ecológicas de los últimos años se encuentran movilizados casi exclusivamente en la campaña electoral de alguno de los dos bandos.

En Venezuela no existe una discusión acerca de un proyecto de país posterior al previsible agotamiento de los recursos energéticos. Bolivarianos y opositores se mantienen en una dura pugna por controlar la renta petrolera en el país, y sobre ella basan su oferta electoral. Las luchas de las diferentes comunidades indígenas, campesinas y de pescadores contra la contaminación energética se desarrollan de manera aislada y sin interlocutores en otras movilizaciones ciudadanas. Y como ocurre con la contaminación gasífera en la comunidad kariña de Tascabaña (estado Anzoátegui), Pdvsa realiza con impunidad el  peor de los chantajes: Si los afectados y afectadas denuncian serán retiradas las diferentes misiones presentes en la comunidad.

El petróleo, gas, carbón y demás minerales venezolanos alimentan las calderas de la globalización económica capitalista. La expansión y arraigo de las empresas mixtas ha revertido la nacionalización de la industria, ocurrida a mediados de los 70´s. Centenares de familias humildes sufren diferentes enfermedades y alteraciones genéticas como consecuencia de la contaminación. Especies animales y vegetales son amenazadas de extinción por la deforestación de sus hábitats y la afectación de las fuentes de agua. Comunidades indígenas son desplazadas de sus tierras ancestrales y pierden su cultura debido al impacto de los enclaves carboníferos y petroleros. La cultura producto de la renta petrolera nos ha hecho un país cada vez más dependiente e importador, que alimenta los delirios estadocéntricos, la carrera armamentista y la militarización del país.

Cualquier proyecto de país debe basarse en un nuevo modelo civilizatorio, en el equilibrio entre el hombre, la mujer y la naturaleza, la justicia social y la libertad, sin la dependencia conocida de los combustibles fósiles para el desarrollo. Para ello deben existir movimientos sociales autónomos y beligerantes, especialmente los ecologistas y protectores del medio ambiente, como verdadera precondición del cambio. 
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Alarma interna en PDVSA por magnitud del derrame petrolero en Oriente (+Informe)


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Caracas, 11 de febrero de 2012.  Según pudo conocer 6to Poder.com, en informe confidencial de Petróleos de Venezuela, S.A., existe alarma por los daños causados tras el derrame de crudo ocurrido en Monagas. Trabajadores de PDVSA, cercanos a Jusepín, han informado que son dos los oleoductos que presentan fuga.
Al parecer, la falta de mantenimiento y protección del oleoducto (que transporta crudo pesado y está ubicado cerca de instalaciones eléctricas de alta tensión) causó el quiebre por la presión del crudo, lo que llevó a su vez a la ruptura del segundo oleoducto (que transportaba crudo liviano); este último oleoducto surte la producción de Campo El Furrial.
De acuerdo con el informe, casi ocho millones de litros de petróleo han sido derramados, dicha cantidad equivale a 50 mil barriles de petróleo y pudiera llenar (si se tratara de gasolina) 115 mil tanques de automóviles.
Este, según estimaciones de PDVSA, es el accidente de crudo más desastroso, operacional y ecológicamente hablando, ocurrido en el oriente del país en toda la historia petrolera nacional. Hasta ahora, la mancha causada por el petróleo supera 150 kilómetros de largo.
Hace pocas horas
A continuación presentamos las imágenes impactantes del derrame petrolero en el estado Monagas. Cabe destacar, que por este grave situación se ha visto afectado el suministro de agua y energía de la entidad.

Rio Guarapiche

Río San Juan


Río San Juan

http://www.6topoder.com/2012/02/11/impactante-alarma-en-monagas-por-el-derrame-petrolero-fotos-exclusivas-via-aerea/ 


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